
A mediados de 1950 el Sr. José María Rodríguez había diseñado y construido en su taller de la localidad de Olivos unos originales microcoches con carrocería de aluminio, bautizados Joseso, nombre que provenía de un apodo que el tenía de su infancia. Estos económicos vehículos estaban destinados fundamentalmente a satisfacer las necesidades de transporte de la clase trabajadora.
La carrocería del Joseso estaba íntegramente construida en aluminio, por lo tanto no era necesario pintarla ni tratarla contra la corrosión y estaba montada sobre un chasis de estructura tubular. Podía transportar dos personas adultas y dos niños o una carga equivalente a 250 Kilos.
Estaba equipado con un motor Villiers de 8,2 HP que, gracias al reducido peso de la carrocería, consumía sólo 3 litros de gasolina cada 100 kilómetros y desarrollaba una velocidad máxima de 55 km/h.

El 1 de septiembre de 1959, en los salones del Automóvil Club Argentino, en Buenos Aires, se presentó una nueva versión, con una concepción completamente diferente. Se trataba del prototipo Joseso, desarrollado por la empresa I.A.M.A. S.A., cuya planta de producción se proyectaba instalar en la ciudad de Río Gallegos.
Era un pequeño y económico vehículo para cuatro pasajeros con una carrocería de tipo monovolumen.
Inspirado en el Fiat 600 Multipla, la carrocería estaba realizada en plástico reforzado y se colocaba en una plataforma plana de acero sobre un chasis de largueros longitudinales reforzado con travesaños. De esta manera se aseguraba la rigidez del conjunto. Su mecánica estaba confiada en un motor Villiers de origen inglés que entregaba una potencia de 10 HP, que le permitía una velocidad de crucero del orden de los 65 km/h, y una velocidad máxima de 85 km/h con un bajísimo consumo de apenas tres litros cada cien kilómetros. Contaba con arranque eléctrico de 12 voltios y una transmisión manual de cuatro marchas hacia delante y marcha atrás.
Todos estos datos fueron brindados en la ceremonia de presentación por el propio gobernador de Santa Cruz, el doctor Mario Paradelo, quien se mostró como un fuerte impulsor del proyecto.
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